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PARÁLISIS CEREBRAL Y EPILEPSIA
Aproximadamente la mitad de los niños a los que se les diagnostica parálisis cerebral padecen también epilepsia. La parálisis cerebral y la epilepsia son trastornos neurológicos que suelen coexistir entre sí.
¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia es un trastorno cerebral en el que grupos de células nerviosas (llamadas neuronas) se interrumpen o envían señales erróneas. Esta alteración provoca una actividad cerebral anormal, que da lugar a espasmos musculares, convulsiones, sensaciones inusuales o pérdida de conciencia. La epilepsia crónica se caracteriza por dos o más crisis no provocadas.
Aunque un diagnóstico de epilepsia puede ser perturbador, no es infrecuente. Cualquiera puede desarrollar epilepsia. Esta enfermedad neurológica afecta a hombres y mujeres de todas las razas, grupos étnicos y edades. Es el cuarto trastorno neurológico más común en el mundo, ya que 1 de cada 100.000 personas desarrolla epilepsia cada año.
En todos los planes de tratamiento, los profesionales médicos suelen sugerir servicios deterapia o intervención para ayudar en las áreas de desarrollo afectadas. Algunos ejemplos son los efectos que la epilepsia puede tener en áreas como el control motor, el desarrollo del habla y del lenguaje y otras áreas del desarrollo. Para más información, póngase en contacto con nosotros.
CAUSAS Y FACTORES DE RIESGO
¿Qué causa la epilepsia?
En aproximadamente la mitad de los diagnósticos de epilepsia, la causa es desconocida. En el resto de los diagnósticos, las causas más comunes son las siguientes:
- Lesión prenatal - Antes del nacimiento, los bebés en desarrollo son sensibles a lesiones como la infección materna, la mala nutrición o la falta de oxígeno. Estas lesiones cerebrales pueden causar epilepsia.
- Trastornos del desarrollo - El ámbito médico relaciona la epilepsia con una serie de trastornos del desarrollo, como la neurofibromatosis o el síndrome de Angelman.
- Influencias genéticas - Las alteraciones genéticas pueden ser "hereditarias" y hacer que una persona sea más susceptible a las influencias ambientales que desencadenan los ataques epilépticos.
- Traumatismos c raneales - Los traumatismos craneales, como las lesiones de nacimiento o los accidentes de tráfico, pueden provocar epilepsia.
- Enfermedad - Las enfermedades infecciosas pueden afectar directamente al tejido cerebral. Algunos ejemplos son la meningitis, el SIDA y la encefalitis viral.
- Privación de oxígeno - La pérdida de oxígeno antes, durante o después del nacimiento puede provocar epilepsia. El mismo factor puede causar epilepsia en adultos que han experimentado una pérdida de oxígeno debido a un accidente cerebrovascular.
SÍNTOMAS
¿Cuáles son los síntomas de la epilepsia?
El síntoma principal de la epilepsia es la aparición de dos o más crisis no provocadas. Se puede identificar la posibilidad de una crisis epiléptica observando cualquiera de los siguientes aspectos:
- Sacudidas o convulsiones involuntarias e incontrolables (sobre todo en brazos y piernas)
- Miradas fijas, pupilas dilatadas o parpadeo incontrolado
- Desorientación o pérdida de conciencia
- Pérdida de conocimiento temporal
- Confusión repentina, miedo, ansiedad o déjà vu
- Babeo, mordedura de lengua, chasquido repetitivo de labios o masticación repetitiva
- Dificultad para hablar o comunicarse
- Rigidez muscular repentina
- Piel pálida o enrojecida
- Frecuencia cardíaca elevada
- Sudoración intensa
- Temblores incontrolados
TRATAMIENTO
¿Qué opciones de tratamiento puede haber para la epilepsia?
Los pediatras y neurólogos suelen tratar la epilepsia con medicación. El tipo de medicación para la epilepsia depende de la clasificación y la gravedad de los ataques que se hayan producido. En casi todos los casos, los médicos recetan los primeros fármacos a una dosis baja para calibrar la eficacia y controlar los posibles efectos secundarios. Por desgracia, muchos medicamentos para la epilepsia tienen efectos secundarios importantes, como aumento de peso, fatiga, mareos, pérdida de densidad ósea, náuseas y erupciones cutáneas. La buena noticia es que casi la mitad de los casos que encuentran el nivel de dosis adecuado tienen éxito con este método de tratamiento. Algunos niños incluso se libran de las convulsiones, mientras que otros deben seguir tomando la medicación para controlar la enfermedad.
A veces los médicos recomiendan un tratamiento llamado estimulación del nervio vago. En este tratamiento, los médicos implantan un estimulador en el pecho del paciente que envía niveles bajos de energía eléctrica al nervio vago. En muchos pacientes, este plan de tratamiento puede reducir la actividad convulsiva entre un 20% y un 40%.
Otro método de tratamiento es una dieta cetogénica estrechamente controlada. Esta dieta estricta requiere que los niños reduzcan significativamente la ingesta de carbohidratos para que el cuerpo pueda quemar grasa para obtener energía. Aunque suele ser eficaz, es imprescindible trabajar con un médico y un dietista que puedan controlar las cetonas y vigilar los efectos secundarios. Sin orientación profesional, esta dieta supone un riesgo importante de deshidratación, deficiencia nutricional, acumulación de ácido úrico, estreñimiento y cálculos renales. Sin embargo, la supervisión médica disminuye en gran medida la prevalencia de estos efectos secundarios, y alrededor del 15% de los niños que siguen la dieta cetogénica reducen la aparición de convulsiones al cabo de un año.
En casos extremos, el médico puede sugerir la cirugía. Ésta suele ser una opción de último recurso cuando han fracasado otras alternativas. La cirugía sólo se lleva a cabo si los médicos pueden confirmar que las convulsiones se originan en una porción pequeña y bien definida del cerebro y que la operación no interferirá con funciones vitales como el habla, la audición o la función motora. En esta operación, el cirujano extirpa la zona del cerebro que provoca las convulsiones.
En todos los planes de tratamiento, los profesionales médicos suelen sugerir servicios de terapia o intervención para ayudar en las áreas de desarrollo afectadas. Algunos ejemplos son los efectos que la epilepsia puede tener en áreas como el control motor, el desarrollo del habla y del lenguaje y otras áreas del desarrollo. Para más información, póngase en contacto con nosotros.