El escondite es un juego infantil muy querido. A la mayoría de los niños les encanta ser "eso" y expresan sorpresa y alegría ante la idea de ser "atrapados" por sus amigos. Sin embargo, para niños como Matthew, esconderse debajo de la mesa no era un juego. En realidad, era una forma de expresar la frustración por la incapacidad de comunicarse debido al trastorno del espectro autista.
Cuando Matthew llegó por primera vez al Centro Warren, no hablaba y no podía hablar ni una sola palabra para comunicarse con otras personas en su entorno. Además, era tímido e incapaz de iniciar interacciones sociales con los demás. Después de intentos frustrantes de comunicarse, a menudo se molestaba y se escondía. Sin embargo, con la intervención adecuada, Matthew ahora puede usar palabras para expresar sus deseos, necesidades e ideas, así como saludar a otros e iniciar conversaciones con los miembros de su comunidad.
La madre de Matthew describe su habla, su nuevo compromiso con los demás y su mayor sociabilidad como sus mayores logros. Ella dice: "Comenzó con cinco palabras, y ahora sus palabras son innumerables y está diciendo oraciones de cinco palabras". Gracias a su generoso apoyo, niños como Matthew ahora saben que no tienen nada que esconder.